El Arsenal sintió la presión de San Mamés, un estadio único en una jornada histórica: el regreso del Athletic Club a la Champions once años después. El contrincante era de lujo , de los mejores de la Premier, semifinalista el año pasado tras remover al rey de la competición, al Real Madrid, pero los primeros minutos tuvieron un claro color local.  El aparato de Valverde apretaba, hurtaba y llegaba.

El de Arteta tenía la pelota, pero se le atragantaba. Múltiples de los futbolistas «gunner» saben lo que es jugar en ese campo. Zubimendi y Mikel Merino lo hicieron además de esto en un derbi, vistiendo los colores de la Real Sociedad, y son conscientes de que en los primeros minutos es como si el público también jugase y hay que resistir. El Armamento es asimismo un conjunto de pierna fuerte y de a poco fue balanceando fuerzas, dando sitio un partido fabuloso de fútbol, si bien le faltaran tantos e inclusive oportunidades. La más clara del primer tiempo la tuvo Berenguer en una salida rápida, tras el fabuloso pase filtrado de Iñaki Williams, pero el radical cruzó bastante la pelota.

Sirvió esa oportunidad para espabilar a un Athletic Club que tras esa salida en tromba pasaba por sus momentos mucho más frágiles , sobre todo pues Madueke empezó a recibir con más espacio. El pase atrás más peligroso del agresor lo despejó Gorosabel jugándose el tipo. Gyokeres asimismo comenzaba a manifestarse , tras un arranque en el que no olió una pelota.

Mandaba en el partido el que mejor presionaba. Al comienzo de la segunda parte fue el Arsenal quien se volcó hacia la portería de Unai Simón, pero el aparato vasco logró ofrecerle la vuelta a la situación. El encuentro se componía de duelos en el centro del campo, balones divididos, pura riña y a ver quién era más poderoso.

El conjunto inglés sí aprovechó lo que no logró el español en el primer tiempo. Cuando el Athletic Club estaba cómodo, fue cazado en una contra extraña, por el hecho de que el origen estuvo un saque de puerta de Unai en largo, contestado con dos despejes al azar y el toque más exacto de Trossard para que Martinelli saliera a la carrera, rompiera el fuera de juego y encontrara el premio. El brasileiro ni había roto a sudar. Llevaba 36 segundos en el campo y era la primera acción en la que participaba.

Exactamente los mismos futbolistas fueron también los protagonistas del segundo gol, en el partido que seguía siendo una batalla que pagó Unai Gómez. El medio, puro corazón, había entrado poco tras el reposo y se tuvo que ir antes de tiempo por un golpe en la cabeza con Mikel Merino en el que salió peor parado. Cambiaron de papeles Martinelli y Trossard para resolver el desafío , con la enorme jugada del primero rematada por el segundo. A Mikel Arteta le funcionaron espectacular los cambios. Tiene en sus manos una plantilla enorme y ha formado un grupo incómodo para el que quiera derribarlo. Tras marcar el primer tanto no se metió atrás. Mantuvo la intensidad para apretar arriba o para volver , por el hecho de que cómo recupera terreno el aparato «gunner» cuando le sobrepasan. El Athletic dio la cara y el físico en un encuentro de máxima exigencia, pero no fue bastante.