
Joan García ha sido uno de los nombres del verano en el mercado de fichajes. Su marcha del Espanyol para sumarse al Barcelona, eterno rival perico, causó poco menos que un terremoto en el fútbol español. El cuadro culé invirtió 25 millones en el portero sabedor de que ya es uno de los mejores del mundo. Y de este modo lo demostró en Vallecas, donde mantuvo a su equipo ante un Rayo valeroso que debió conformarse con un punto por culpa del misión catalán (1-1).