
Se vanagloriaba de que lo iba a ganar todo y termina la temporada sin títulos y coleccionando absurdos. Este Inter de Milán es el día de hoy un equipo roto, física, táctica y éticamente , que nada debe ver con aquel que eliminó al Barça en las semifinales de la Champions gracias a las ayudas arbitrales en el Giuseppe Meazza. Y si alguien creía que los nerazzurri habían tocado fondo con el 5-0 que el PSG de Luis Enrique les metió en la final de Múnich, se encontraba equivocado. Aún no llegaron como mucho hondo del pozo. Este lunes, en el horno de Charlotte, protagonizaron un nuevo ridículo histórico: cayeron (0-2) frente al Fluminense en los octavos de final del Mundial de Clubes.