Triunfo contundente del Getafe en Vigo, con goles de Uche y Liso (0-2) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

La temporada de la ilusión, la que ansiaban los apasionados arrancó con un horrible bajón. El Getafe y su fútbol industrial desesperaron a un Celta muy chato , falto de rodaje y de ideas, incapaz de sobrepasar el exagerado entramado defensivo de Bordalás y que, no contento con eso, sufrió una horrible flojera protectora que aprovechó Uche en el segundo tiempo para fabricar los dos tantos.

El Getafe ejecutó bastante superior su plan. Era evidente que Claudio y Bordalás no iban a sorprenderse; sus ideas se ven a las leguas y el cuadro madrileño instaló una línea de cinco defensas (igualar dibujos afirmaba algún eliminado), cerró los pasillos centrales en todo lo que es posible y luego se dedicó a que el partido no tuviese ritmo (insoportable la sucesión de caídas, vahídos y simulaciones) para que el Celta jamás cogiese una agilidad de crucero que les sacase de su espacio de confort. Y le costó al equipo de Giráldez, aún agarrotado a estas alturas de verano como el alumno que la primera semana de clase se percata de que prácticamente no recuerda nada de lo estudiado el curso anterior. Solo la conexión de Aspas y Mingueza sacó al Celta del pantano en el que lo metió Bordalás. El moañés se encontró a los veinte minutos con el cuerpo de Soria tras un gran pase a la espalda de los defensas y a la media hora el catalán disparó prominente tras una dejada de Aspas. Pero fueron situaciones aisladas en un partido desapacible , atascado, con el Celta bloqueado en casi todos los ámbitos del campo, con mucha posesión pero nula profundidad y sin novedades de futbolistas como Williot, Jutglá (voluntarioso pero siempre y en todo momento en la mitad de un enjambre de marcadores) o Ilaix.

Peor fue la cosa en el segundo tiempo porque el Getafe toda vez que cruzó el medio del campo fue para montar un lío. Con la complicidad necesaria de Yoel Lago que tuvo uno de esos días que resulta conveniente olvidar pero que asimismo se usa para poner los pies en el suelo. Aún retumbaban las expresiones de Claudio en el descanso en la cabeza de los players cuando el Getafe tiró un balón a la espalda de los centrales. Lago perdió el duelo con Uche y se fue al suelo facilitando un espacio que Liso aprovechó para recibir un pase letal y superar a Radu con un disparo cómodo a un rincón. Sonó el despertador para el Celta que desde ese momento tiró de los recursos que tenía. Saltaron al campo Jones y Bryan Zaragoza para hacer más ancho el campo, Sotelo para dirigir el tráfico y poco después Borja Iglesias para levantar la grada y prestar resoluciones que solo él tiene en el momento de jugar de espaldas. El Celta agradeció el nuevo ámbito y al Getafe (sin apenas cambios por los pocos futbolistas inscritos ) comenzó a faltarle el aire. Por vez primera el conjunto de Bordalás se sintió amenazado de verdad. Aspas estuvo en todas las acciones. Prácticamente llega a un balón cruzado de Bryan Zaragoza y poco después obligó a intervenir a Soria en dos disparos sucesivos desde fuera del área. Parecía que modificaba el aire del partido y que el Celta ya comenzaba a recordar las lecciones del pasado curso. Pero entonces volvieron a entrar en escena Uche y Yoel Lago. El central se enredó en un balón a su espalda y el poderoso delantero se lo comió para plantarse ante Radu, regatearlo y marcar a puerta vacía. El desastre ahora se encontraba consumado. El Getafe salió a Balaídos a soportar y a aguardar el regalo ajeno.

El Celta, con esa carga sobre los hombros, solo ha podido ponerle voluntad y poner en evidencia cuál va a ser uno de sus grandes inconvenientes esta temporada: la ausencia de futbolistas que hallen esos espacios que prácticamente nadie ve. Los asaltos se terminaban convirtiendo en una sucesión de centros sin bastante sentido que para el Getafe eran un trabajo simple. Bordalás y su procedimiento acabaron por jugar y ganar el partido que había soñado antes de pisar Balaídos.

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