
Tres días después, el Betis se aferró nuevamente a la épica en el Benito Villamarín para salvar un partido que se le escapaba, si bien esta vez por circunstancias muy dispares a las del jueves. Porque los verdiblancos sí merecieron esta vez mayor premio, pero el Celta contrarrestó el dominio y las llegadas heliopolitanas con la eficiencia que le falta a los de Pellegrini y solo la fe de Bartra con un cabezazo en la última jornada impidió una derrota injusta.