
El hambre de proseguir invicto lanzó al Real Madrid en Anoeta con un Kylian Mbappé endiablado durante la primera parte. Su agilidad le dio dos alegrías cortas a los madridistas en forma de gol porque Mikel Oyarzabal quiso dejar la fiesta en el hogar utilizando la expulsión de Dean Huijsen. Caracoleó el francés en el área en el arranque ante la pasividad de la defensa ‘txuri urdin’ y renunció con la cesión a un Arda Güler que aguardaba en la frontal para empalmar la pelota hacia la portería. Pero, de nuevo , el tormento del fuera de juego: apareció el semiautomático para determinar que el delantero partía de situación adelantada y privó a los madridistas de obsequiarle el primer y tempranero tanto a su entrenador, Xabi Alonso, que volvía a la que fue su casa. Algo que no tardaría en ocurrir.