
Había que verlo para creerlo. Fue todo muy extraño , singularmente la actuación de Carlos Alcaraz. Una versión prácticamente desconocida del murciano, que por si acaso algo se caracteriza es por su exceso de energía. Muy a la inversa , entró y salió muy apagado del Inalpi Arena de Turín, con capacidad para 13.000 espectadores.